Enzo Ormeño: talento, esfuerzo y constante aprendizaje

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La joven promesa se conectó desde su casa al Instagram Live del Uní Uní, habló de su gran presente y del difícil camino que recorrió para poder lograrlo.

Nacido en Llay Llay, Enzo tocó su primer balón en el club de barrio del cual su padre era Presidente. Allí jugaba siempre con los más grandes y un pelotazo en la cara lo asustó tanto que lo alejó de las canchas por un año. Con la compañía de su abuelo retomó el deporte, hasta que a los 12 años fue fichado por Santiago Wanderers luego de una prueba realizada en la ciudad.

Estuvo un año “yendo y viniendo todos los días a Santiago”, primero estudiaba y después entrenaba, hasta que logró que su abuela lo reciba en su casa de Viña. A pesar de la alegría por todo lo sucedido el día a día se le hacia cuesta arriba: “Fue triste, mucho tiempo sin mis papás y familiares”, recordó Enzo, que continuó su relato haciendo referencia a la lesión de rodilla que lo hizo dejar el club y retornar a Llay Llay.

Ya recuperado y gracias a su primo desembarcó en el Uní Uní, pero su rebeldía y una pelea con el entrenador lo dejaron fuera de la institución. Tiempo después consiguió una prueba en la U, entrenó dos semanas con una categoría más grande (la suya estaba de gira) y un gol en un entrenamiento hizo que lo ficharan. Allí creció como persona y fue un paso clave en su vida: “Aprendí mucho en la U, cambié el chip, me cambió todo, cambié como jugador y me siento feliz por eso”. Pero el esfuerzo económico diario que realizaba le puso un límite y vio en Unión San Felipe una nueva oportunidad.

Volvió al club y pidió perdón por sus actos del pasado, pero el profe Peralta no se la hizo fácil: “Tuve que volver con el pase a mi poder, la U quería que vaya a préstamo y cuando lo conseguí me tuvo 3 días a prueba para finalmente ficharme”. Desde ese momento fue todo muy rápido, jugó un año y medio en las divisiones inferiores y después de buenas actuaciones llegó la hora de firmar su contrato profesional: “Apenas me dijeron no lo podía creer, era un sueño. Igualmente no me pude alegrar del todo hasta el día en que firmé”, contó Enzo con una sonrisa en su rostro y agregó que a la semana ya estaba entrenando con el primer equipo que le realizó un bautismo de bienvenida a él y sus compañeros en la misma situación.

Tiene la fecha de su debut tatuada y el recuerdo de ese día imborrable en la mente: “Fue contra Deportes Santa Cruz, íbamos perdiendo y el profe me llamó, me dijo que me tenía toda la confianza y que me divierta”. En el Fútbol Joven jugó siempre como delantero, pero fue Yllana quien lo empezó a poner de volante mixto, posición que ocupa hoy y que lo tiene como el tercer Sub 21 con más minutos jugados en el campeonato de Primera B.

Desde que subió al plantel superior su conducta cambió mucho: “Estoy escuchando más y tomando lo que me dicen, sea malo o bueno”, contó Enzo y recordó alguno de sus cruces con el experimentado Ángel Vildozo en sus primeros entrenamientos.

Con una gran cantidad de hinchas, amigos y compañeros conectados escuchando sus palabras, Ormeño habló de su presente: “No me esperaba jugar casi todos los partidos, pero el profe y los compañeros me dieron la confianza”, además agregó que “Muchos equipos van a hablar de San Felipe” y que van a pelear entro los primeros puestos. Antes de retirarse le dio las gracias a los hinchas por su apoyo y le mando un saludo a todos los fanáticos del Uní Uní.

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