De los potreros a la Libertadores

Desde que se fundó la institución, el 16 de octubre de 1956, en el Salón Principal del Cuerpo de Bomberos, Unión San Felipe se convirtió en uno de los principales embajadores del valle de Aconcagua en el mundo, gracias a sus logros deportivos.

El club nació de la fusión de dos clubes del fútbol amateur –Tarsicio e Internacional-, impulsado por los visionarios dirigentes Tomás Martínez Valdés, José Luis Vargas Olea, Carlos Gallardo, Ismael Herrera, Juan Mira, Gustavo Bull Peterson, Luis González, Ricardo Bonilla, Juan Sabaj, René Castillo, Delfín Silva, Jorge Figueroa Miranda y Manuel Juárez Rabanales.

Dos años después de su fundación, el Uní Uní fue designado como el representante chileno en un Sudamericano de clubes de Segunda División en Perú. Al poco tiempo, el equipo unionista no demoraría en alcanzar un sitial más alto: en 1961 logró su primer ascenso a Primera División.

Ocho años consecutivos llegó a estar Unión San Felipe en la División de Honor. En esa época quedarían grabados en la historia nombres ilustres como Roberto Bellomo, Julio Baldovinos, Felipe Bracamonte, Salvador Gálvez, Florindo Abaceta, René Cárdenas y muchos otros.

En 1970, cuando la institución estaba sumergida en una profunda depresión deportiva -donde incluso había solamente tres jugadores en el plantel-, a un entonces joven y desconocido entrenador, Luis Santibáñez, se le encargó la difícil misión de tomar las riendas del primer equipo. Así se comenzó a forjar el glorioso plantel que haría historia en el fútbol chileno.

Este puñado de futbolistas soñadores cumplió una hazaña inigualable hasta hoy, al ganar en forma consecutiva el campeonato de Ascenso y el título de Primera División, imponiendo el slogan: “De los potreros a la Libertadores”.

En la memoria colectiva de la hinchada aún están frescas las imágenes de cuando el Uní Uní se midió con los equipos peruanos (Universitario y Alianza Lima) en la Copa Libertadores de América de 1972. También es atesorado por algunos seguidores de la tricota albirroja, el empate que sostuvo el cuadro sanfelipeño contra el entonces poderoso Vasas de Hungría, en el Estadio Nacional.

Después de estos años gloriosos, Unión San Felipe dejó de tener un rol preponderante en el fútbol chileno, bajando a Segunda División en 1974. Un año antes había evitado el descenso en la última fecha en desmedro de Universidad Católica.

Debieron pasar ocho temporadas para que la albirroja volviera a las canchas de la División de Honor. En 1982 logró el anhelado regreso. Sin embargo, los sanfelipeños sólo alcanzarían a estar en esta categoría hasta 1986. Aquel equipo estaba plagado de jugadores con vasta experiencia, pero no fue suficiente para evitar el descenso.

Mientras algunos quemaban sus últimos cartuchos en la actividad, paralelamente, en la institución florecía una gran cantidad de figuras promisorias, como el “Manteca” González, el “Cabezón” Roco, Alejandro Bernal y Julio Tapia, entre otros.

Ellos serían los encargados de dar nuevos bríos al plantel. El buen trabajo en las series inferiores le daría grandes réditos a Unión San Felipe, ya que ascendería – con integrantes, en su mayoría, de la zona – en 1988. Pero la alegría sería breve, porque en la temporada siguiente los sanfelipeños bajaron en la polémica liguilla de Promoción, siendo desplazados por Santiago Wanderers.

Durante una década, el equipo albirrojo deambularía por las canchas del ascenso, siendo las campañas de 1992 y 1999 las más inestables. En estos años, el conjunto unionista esquivó milagrosamente el descenso a Tercera División. Pero los oscuros tiempos de Segunda División tendrían un final feliz. El nuevo milenio le vino bien al club.

Con nueva directiva y un grupo de jugadores “picados”, Unión San Felipe volvería a Primera División en forma gloriosa. En aquel campañón, los dirigidos de Raúl Toro no perdieron ningún partido en casa, completando al año siguiente 30 fechas invictas. Los sanfelipeños subirían en casa en Melipilla (1-1) y se coronarían en la última fecha frente a Antofagasta (1-1).

Entre 2001 y 2002, los albirrojos cumplieron destacadas campañas, convirtiéndose en protagonistas de los torneos de Primera División. Las temporadas siguientes serían para el olvido.

El 2005 fue un período de cambios, el club volvió al Ascenso y se transformó en sociedad anónima. De nuevo en Primera B, el equipo finalizó el 2006 en octava posición y terminó el campeonato 2007 penúltimo, a cinco puntos del descendido Deportivo Temuco. El campeonato 2008 lo terminó en novena posición.

En el primer semestre del año 2009, Unión San Felipe terminó en el primer lugar del Torneo Apertura, luego derrotar por 3 a 0 a San Marcos de Arica en el Estadio Carlos Dittborn. Con esto el equipo volvía a ver más cerca la posibilidad de subir a primera divisón. Durante el segundo semestre, el club mantuvo un correcto rendimiento, sin despegarse nunca del liderazgo en la tabla general acumulada. Así el 25 de octubre de 2009, a una fecha de terminar el torneo, y luego de derrotar por 5 a 1 a San Marcos de Arica en el Estadio Municipal de San Felipe, el equipo obtiene su tercer título en Primera B y de esta manera el ascenso directo a la primera división del fútbol chileno.

Con la obtención del ascenso, Unión San Felipe, siguió en competencia por la Copa Chile 2009, derrotando a rivales como Colo Colo y a Universidad de Concepción, todos de la categoría superior.

El 15 de noviembre de 2009, en el estadio Playa Ancha de Valparaíso, Unión San Felipe consigue la Copa Chile, luego de derrotar por 3 a 0 a Municipal Iquique asegurándose de esta manera su participación durante 2010 en la Copa Sudamericana.

2010 un año de proezas 

El año 2010 sin lugar a dudas fue especial, porque estuvo marcado por el retorno a la serie A del fútbol chileno y también a la arena internacional, donde tendría una destacada actuación en la Copa Sudamericana.

En el plano interno, la escuadra albirroja, primero bajo el mando técnico de Gustavo Cisneros y posteriormente de Ivo Basay, tuvo un andar más que regular, al transformarse en animador durante gran parte de la temporada.

En ese torneo, que fue el último largo o de dos ruedas que se ha jugado en Chile, el Uní Uní, quedó ubicado en el noveno puesto con 43 puntos.

Pero el año del Bicentenario de la patria, quedaría grabado a fuego para todos los aconcagüinos, porque los sanfelipeños cumplieron una actuación sobresaliente en la Copa Sudamericana, al dejar en el camino, en la primera fase de la competencia a Guaraní de Paraguay. Inolvidable fue también la interminable definición a penales en la que la gran actuación del arquero Jaime Bravo, permitió el triunfo de 8 a 7, en un estadio Santa Laura, que en sus tribunas albergó a más de 10.000 seguidores albirrojos.

En la segunda fase, Unión San Felipe chocó con la Liga Deportiva Universitaria de Quito, campeón vigente del torneo, pero cuyos pergaminos no intimidaron para nada a los de Basay, que una vez más, en un casi colmado reducto de la Plaza Chacabuco, escribirían una de las historias más bellas de su existencia al golear por 4 a 2, al gigante ecuatoriano.

En la revancha, Liga se impuso por 6 a 1, poniendo fin a la incursión internacional del club, que en ese momento fue el único representante del fútbol chileno en un torneo de la Conmebol.

La participación en la Sudamericana, se resume de la siguiente manera:

07-09-2010, estadio Defensores del Chaco; Guaraní 1 – Unión San Felipe 1; gol de Ángel Vildozo.

23-09-2010, estadio Santa Laura; Unión San Felipe 1(8) – Guaraní 1(7); gol del ‘Mágico’ González.

En la definición a penales anotaron: Miguel González; Sebastián Páez, Cristian Suarez, Ángel Vildozo, Eduardo Quiñonez, Jaime Bravo, Juan Estay, Christian Magaña.

Octavos de final:

13-10-2010, estadio Santa Laura; Unión San Felipe 4 – Liga Universitaria de Quito 2; goles de Distéfano, Vildozo (2) y Juan Toloza.

20-10-2013, estadio Casa Blanca de Quito; Liga Universitaria 6 – Unión San Felipe 1; gol de Ángel Vildozo

Auge y caída

La nueva estadía en el fútbol grande se prologaría por tres años, en los cuales convivió y alternó con buenos y malos momentos.

Para la temporada 2011, Nelson Cossio, fue el elegido para conducir el equipo albirrojo, cuyos números pueden catalogarse como positivos, al clasificar a los Play Offs en el torneo de Apertura, instancia en la cual debieron enfrentar a la Universidad de Chile, quien lo eliminaría después de perder 2 a 1 en el primer enfrentamiento y luego igualar a 1 en la capital.

Figura excluyente en esa campaña, fue el artillero Matías Urbano, quien resultaría el máximo anotador del torneo con 12 conquistas. En resumen el saldo fue más que positivo, porque también harían su aparición jugadores de la talla de Gonzalo Espinoza y Diego Sánchez.

Las buenas dos primeras campañas empezarían a quedar atrás, y ya a principios del Clausura del 2011, se encenderían las alarmas cuando tras un mal comienzo en ese torneo, Cossio debió dejar su lugar momentáneamente a Daniel Chazarreta, el que posteriormente sería sucedido por el internacional trasandino Víctor Hugo Marchesini.

Mención aparte merecen los dos goles de Rabona de Matías Urbano, quien le anotó por medio de esa bella jugada a Unión La Calera y posteriormente a Deportes Iquique. Goles que por cierto dieron la vuelta al mundo.

Con el ex Boca Junior sentado en el banco, las cosas no mejorarían y el club debió jugar la Liguilla de Promoción, frente a Everton de Viña del Mar, logrando salvar la categoría al perder por la cuenta mínima en Viña del Mar y posteriormente imponerse en la vuelta por 2 goles a 0 en la revancha jugada en el estadio Municipal de San Felipe; héroes de esa jornada fueron el delantero Ezequiel Carvallo y el defensa central Omar Merlo.

Recordada es la apuesta de la dirigencia de encomendar a Nelson Cossio la tarea de salvar al equipo del descenso, cuando restaban pocos días para que se iniciara la llave decisiva con los Oro y Cielo.

El 2012 marcaria la despedida de la serie A, al sucederse una serie de malos resultados que se resumen en la última posición en el torneo de Apertura; Nelson Cossio y Daniel Chazarreta, fueron los entrenadores que estuvieron al mando en esa campaña en la que apenas se sumaron 13 unidades.

Los pésimos números del Apertura, terminaron por pasar la factura a pesar que finalizó en la undécima posición en el campeonato de Clausura, con 21 puntos, pero que no fueron suficientes para escapar de la B, ya que en la tabla anual se contabilizaron solo 34 unidades.

Marco Antonio Figueroa y posteriormente Nelson Soto, fueron los encargados de tratar de evitar la debacle, que se consumó la noche del 12 de Noviembre cuando en un controvertido partido en el cual fue clave la actuación del juez Jorge Osorio, se terminó cayendo como local 1 a 2 frente a Deportes Iquique.

El recuerdo de esa noche triste aún perdura porque si se hubiese ganado se habría podido evitar el descenso, pero el destino y el azar quisieron otra cosa.

Nuevamente en la B

En su retorno a la serie de plata del fútbol chileno, el club buscó de inmediato posicionarse como una potencia dentro de la categoria. Para dar con ese objetivo se mantuvo a Nelson Soto en la jefatura técnica, pero la apuesta no rindió frutos, por lo que tiempo después le llegaría su oportunidad a un joven Jorge Miranda, quien tras un breve paso durante el 2013 cedió su lugar a Gustavo Cisneros.

La Primera B es una serie pantanosa, muy compleja, de la cual ha costado salir, pese a que se han hecho intentos importantes por salir de ella, como por ejemplo lo fue el arribo del ex internacional argentino Sebastián Rambert al banco técnico en lugar de Cisneros, quien debió renunciar debido a un problema familiar, precisamente cuando el equipo se perfilaba para algo importante.

La vez que se estuvo más cerca de cambiar de serie fue en la temporada 2014 – 2015. Primero bajo la batuta de Miguel Ponce y posteriormente de César Vigevani, se rozó el ascenso. La gloria no fue posible debido a que se chocó con la regularidad de un San Luis de Quillota en extremo sólido. Esa temporada los sanfelipeños sumaron 72 unidades, 9 menos que el monarca canario.

La temporada anterior, San Marcos de Arica ascendió directo con 65 puntos. Las idas y vueltas de la organización de los torneos impidió el ascenso. Normalmente dos son los equipos que suben de categoría; en esa ocasión se resolvió que fuera solo uno.

Posteriormente el club ha debido convivir de manera constante con luces y sombras. Varios han sido los nombres (Germán Corengia, Christian Lovrincevich, Hernán Madrid, Damián Ayude, Andrés Yllana) que han cargado sin éxito con la misión de encaminar el equipo a la liga mayor, una tarea que hasta el 2020 sigue pendiente.

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